MÉXICO, mayo 4, 2005.- Con misteriosas aguas color cobalto y formaciones que asemejan corales, las Cuatro Ciénagas, un grupo de pozas enclavado en el desierto de Chihuahua, en el norte de México, siempre ha parecido de otro mundo. Ahora, investigadores de la agencia espacial estadounidense NASA dicen que unas bacterias primitivas calcificadas ocultas en sus aguas podrían dar importantes pistas para su búsqueda de vida extraterrestre.
La red de 170 pozas ubicadas alrededor del pueblo de Cuatro Ciénegas ha intrigado durante décadas a biólogos que estudian la evolución, porque las especies de peces, caracoles y tortugas que ahí habitan rivalizan con las de las Islas Galápagos por su singularidad.
Científicos del Instituto de Astrobiología de la NASA han comenzado a estudiar antiguas formaciones que se encuentran en las pequeñas lagunas llamadas estromatolitos: estructuras de roca formadas por capas de algas con lodo en su interior.
Las condiciones dentro de los estromatolitos son similares a las que prevalecieron en la Tierra durante más de dos millones de años antes de la evolución de los dinosaurios.
El estudio de los organismos podría ayudar a la NASA a identificar las condiciones atmosféricas únicas creadas por la vida primitiva en planetas que orbitan alrededor de estrellas cercanas, y ayudar así a resolver la pregunta de si estamos solos en el Universo.
“Estos organismos pueden ser nuestro mejor ejemplo de qué buscar en otros planetas”, aseguró Brad Bebout, un investigador del Centro de Investigación Ames de la NASA, mientras se preparaba para recoger metano arrojado por los organismos en una poza poco profunda de color verde-azul. “La mayor parte del tiempo que ha existido vida en la Tierra ha sido así, no en la forma de plantas y animales que pueden verse ahora”, agregó.
Vida Unicelular
Los estromatolitos y otras colonias de organismos unicelulares quedaron aislados en las pozas cuando el mar se retiró, hace más de 100 millones de años, dejando allí una evidencia de las formas de vida que prosperaron en la Tierra en ese período, y que crearon una atmósfera basada en el oxígeno.
La teoría de la NASA es que los planetas alrededor de estrellas cercanas podrían estar poblados por colonias similares de bacterias primitivas, que sirvieron como base desde la que las complejas plantas y animales multicelulares que habitan la Tierra evolucionaron posteriormente.
Ayudados por dos buzos, los investigadores han tomado multitud de lecturas de muestras de gas, células y químicos de los racimos de bacterias, que se asemejan a masas de coral arrojadas en el sediento desierto. Los científicos de la NASA utilizaron la información recabada para perfeccionar complejos modelos computarizados de condiciones atmosféricas adecuadas a la vida en varios planetas “virtuales”.
Los modelos serán utilizados por astrónomos armados con un poderosos telescopio espacial -que iniciara sus operaciones en la próxima década- para buscar señales únicas de vida en atmósferas que rodean a planetas lejanos.
“Creemos, y es sólo una creencia hasta ahora, que es probable que exista mucha vida afuera en el Universo, pero podría ser sólo en etapa microbiana”, dijo a Reuters la jefa del laboratorio planetario virtual del instituto Victoria Meadows, mientras observaba a los buzos entrar a la Poza Azul. “No seres a bordo de OVNIs, pero sí vida”, agregó.
Alguna estrella lejana
En la década pasada, los astrónomos descubrieron 145 planetas más allá de nuestro sistema solar. La mayorma son gigantes sin vida como Júpiter y Saturno, aunque los especialistas opinan que algunos sistemas podrían contener también planetas terrestres más pequeños como Marte y la Tierra.
Los astrónomos planean hacer sus exploraciones a través del observatorio espacial llamado el Buscador de Planetas Terrestres, que comenzará a operar en 2014. Diseñado para tener un poder 100 veces mayor al del Telescopio Espacial Hubble, los científicos creen que podrá proporcionar imágenes de planetas nunca antes vistos que orbitan estrellas lejanas.
Los astrónomos planean analizarlos utilizando un espectrómetro, un aparato que usa luz para determinar los gases presentes en las atmósferas de los planetas y comparar los resultados con la lista de características que deben prevalecer para la existencia de vida, según la NASA.
“No podremos dividir el planeta en continentes y océanos… pero lo que veremos es un poco de luz con mucha información sobre la atmósfera y la superficie”, dijo Meadows. “Lo que estamos aprendiendo aquí en Cuatro Ciénegas podría ayudarnos a comprenderlo”